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.Los pueblos primitivosde la Vieja Tierra llegaron a considerarles dioses en algunos casos. He estudiado pueblos primitivos que adoraban la materia fecal  dijo tozudamente laantropóloga.¡Ese animal es una bestia sucia y repugnante! Los felinos son casi excesivamente limpios y remilgados  le replicó Tuf con voztranquila.Desorden no ha salido todavía de la niñez, prácticamente, y su afán de jugary su temperamento caótico no han remitido todavía.Es muy tozuda, pero eso es sólo unaparte de su encanto pues, curiosamente, es también un animal de costumbres.¿A quiénno podría acabar conmoviéndole la alegría que despliega al jugar con los pequeñosobjetos que encuentra? ¿Quién no es capaz de divertirse ante la conmovedora frecuenciacon que extravía sus juguetes bajo las consolas de esta misma sala? Ciertamente, sólolas personas más amargadas y provistas de corazones de piedra. Tuf pestañeórápidamente, una, dos, tres veces.En su pálido e inmutable rostro el efecto fue el de unaauténtica tormenta emocional.Fuera, Desorden  dijo, apartando delicadamente a lagata de su regazo.Se puso en pie y luego se arrodilló con envarada dignidad.A cuatropatas, Haviland Tuf empezó a reptar por la sala de control tanteando bajo las consolas delinstrumental. ¿Qué hace?  le preguntó Celise Waan. Estoy buscando los juguetes perdidos por Desorden  dijo Haviland Tuf. ¡Yo estoy sangrando, se nos acaba el aire y ahora busca juguetes de gato!  chillóexasperada. Creo que esto es exactamente lo que he dicho  replicó Tuf.Sacó un puñado depequeños objetos que había bajo la consola y luego un segundo puñado.Tras meter elbrazo con todo lo que pudo y examinar sistemáticamente el espacio de esa rendija recogió sus hallazgos, se puso en pie y, tras quitarse el polvo, empezó a limpiar lo quehabía encontrado. Interesante  dijo. ¿Qué?  le preguntó ella. Esto le pertenece  le dijo a Celise Waan, extendiéndole otro anillo y dos lápicesluminosos.Esto es mío  dijo, poniendo a un lado otros dos lápices, tres cruceros rojos, unacorazado amarillo y una fortaleza estelar plateada.Y esto creo que es suyo  dijo, ofreciéndole a Jefri Lion un cristal que tendría eltamaño de la uña del pulgar.Lion estuvo a punto de dar un salto. ¡El código! Ciertamente  dijo Haviland Tuf.Después de que Tuf enviara por láser la petición de atraque hubo un instante detensión que pareció durar eternamente.En el centro de la gran cúpula negra apareció unarendija y luego otra, perpendicular a la primera.Después hubo una tercera, una cuarta yfinalmente una multitud de ellas.La cúpula se había partido en un centenar de angostascuñas que recordaban las porciones de un pastel y que acabaron desapareciendo en elcasco del Arca.Jefri Lion dejó escapar el aliento que había contenido. Funciona  dijo, y en su vozhabía tanto asombro como gratitud. Llegué a esa misma conclusión ya hace cierto tiempo  dijo Tuf , cuando logramospenetrar sin problemas en la esfera defensiva y no recibimos ningún disparo.Esto no esmás que una confirmación.Estuvieron observando lo que ocurría en la pantalla y vieron cómo bajo la cúpulaaparecía una cubierta de aterrizaje, tan grande como muchos campos de atraque deplanetas de poca importancia.En la cubierta había una serie de marcas circularesindicando lugares prefijados para posarse y varias de ellas estaban ocupadas.Mientrasesperaban, vieron encenderse un anillo blanco azulado en una de las que estaban vacías. Muy lejos de mí la idea de indicarles la conducta a seguir  dijo Haviland Tuf, con losojos en los instrumentos y moviendo las manos con gestos tan cuidadosos comometódicos.Sin embargo, me permito aconsejar que se instalen en los asientos y sepongan los cinturones.Estoy extendiendo los soportes de aterrizaje y programando lanave para posarnos en la marca indicada, pero no estoy seguro del daño que hayanpodido sufrir los soportes.De hecho, no estoy muy seguro de si aún tenemos los tressoportes originales de la nave.Por lo tanto, recomiendo precaución.La cubierta de aterrizaje se extendía bajo ellos como un océano negro y la naveempezó a hundirse lentamente en sus abismos.El anillo iluminado se fue haciendo más ymás grande en una de las pantallas, en tanto que en la otra se veía la pálida luz azul delos motores gravitatorios de la Cornucopia iluminando fugazmente lejanos murosmetálicos y las siluetas de otras naves.En una tercera pantalla vieron cómo la cúpula seestaba cerrando de nuevo.Doce afilados dientes metálicos se confundieron en una solasuperficie, como si hubieran sido engullidos por un gigantesco animal del espacio.El impacto fue sorprendente mente suave y, de pronto, con un zumbido, un siseo casiinaudible y una levísima sacudida, se encontraron posados en el área indicada.HavilandTuf desconectó los motores y estudió durante unos segundos el instrumental y lo que seveía en las pantallas.Luego se volvió hacia sus dos pasajeros. Hemos atracado  anunció , y ha llegado el momento de hacer planes.Celise Waan estaba muy ocupada liberándose del cinturón de seguridad. Quiero salir de aquí  dijo , quiero encontrar a Nevis ya esa ramera de Rica yquiero darles lo que se merecen.Al menos, lo que yo pienso que.  Parte de lo que usted piensa, me temo, bien podría considerarse una tontería  dijoHaviland Tuf , y opino que dicho curso de acción sería extremadamente poco inteligente.Nuestros antiguos colegas ahora deben ser considerados nuestros rivales.Dado que nosabandonaron para que muriéramos, no dudo de que sentirán un gran disgusto aldescubrirnos aún con vida.y muy bien podrían tomar medidas para rectificar talcontradicción lógica [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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