[ Pobierz całość w formacie PDF ]
.—¿Vio y manejó alguna vez el informe del doctor Lecter? —Claro.—¿Recuerda que contuviera alguna radiografía? Las radiografías, ¿se guardaban con las historias clínicas o aparte? —Con ellas.Se archivaban juntas.Eran mayores que los archivadores, lo que suponía un engorro.Teníamos un aparato de rayos X, pero no un radiólogo fijo, de forma que no tenía su propioarchivo.Si he de serle sincera, no recuerdo si su historia contenía alguna radiografía.Lo que sí había era la grabación de un electrocardiograma, que Fred solía enseñar a la gente.El doctor Lecter, aunque no sé por qué le llamo ‘doctor’, estaba conectado al electrocardiógrafo cuando atrapó a la enfermera.Le aseguro que fue espantoso.Su pulso apenas se alteró mientras la atacaba.Le dislocaron un hombro entre todos los celadores cuando lo agarraron y tiraron de él para separarlo de la chica.Lo lógico es que después le hicieran alguna radiografía.Yo le habría dislocado algo más que el hombro.—Si se acuerda de alguna cosa más, cualquier otro lugar donde pudiera estar el archivo, ¿me llamará? —Haremos lo que llaman una búsqueda global -respondió la señorita Corey saboreando la expresión-; pero dudo mucho que encontremos nada.Muchos de los papeles quedaron abandonados, no por nosotros, sino por los del dispensario de metadona.Los gruesos tazones de café eran de esos que hacen que las gotas resbalen por el borde exterior.Starling observó a Inelle Corey mientras se alejaba pesadamente como una pecadora más y se bebió media taza con una servilleta bajo la barbilla.Starling volvía a ser la misma de siempre poco a poco.Sabía que estaba harta de alguna cosa.Puede que se tratara de la vulgaridad, o peor que eso, de falta de estilo.Indiferencia a las cosas que halagan la vista.Puede que estuviera hambrienta de un poco de estilo.Hasta el estilo de una meapilas era mejor que nada, era una afirmación, quisieras escucharla o no.Starling hizo examen de conciencia en busca de signos de esnobismo y acabó decidiendo que tenía pocos motivos para ser esnob.A continuación, pensando en lo del estilo, se acordó de Evelda Drumgo, que andaba sobrada.El recuerdo le hizo desear fervientemente volver a ser capaz de salir de sí misma.Capítulo 11.Y así, Starling regresó al lugar donde todo había empezado para ella, el Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Baltimore, ya difunto.El viejo edificio marrón, antigua casa del dolor, tenía las puertas encadenadas y las ventanas protegidas con barrotes; sus muros cubiertos de graffiti esperaban la piqueta.La institución llevaba años languideciendo antes de que su director, el doctor Frederick Chilton, desapareciera durante sus vacaciones.El subsiguiente descubrimiento de despilfarros y mala gestión, unido a la decrepitud del edificio, indujeron a las autoridades sanitarias a cortar el suministro de fondos.Algunos pacientes fueron trasladados a otras instituciones públicas, otros murieron, y unos cuantos vagaron por las calles de Baltimore como zombis colocados de Thorazine gracias a un programa para pacientes externos mal concebido, que consiguió que más de uno muriera congelado.Mientras esperaba ante la fachada del caserón, Clarice Starling comprendió que había preferido agotar antes otras líneas de investigación para no tener que volver a aquel sitio.El encargado llegó con cuarenta y cinco minutos de retraso.Era un viejo rechoncho con un zapato ortopédico que resonaba contra el suelo, y el pelo cortado el estilo Europa oriental, probablemente en casa.La condujo resollando hacia una puerta lateral, separada de la acera por unos cuantos peldaños.Los traperos habían forzado la cerradura, y la puerta estaba asegurada con cadena y dos candados.Las telarañas habían cubierto los eslabones con una especie de pelusa.Mientras el hombre revolvía el manojo de llaves, las hierbas que crecían en las grietas de los escalones cosquilleaban las pantorrillas de Starling.La tardeestaba nublada y la luz granulosa no producía sombras.—No estoy conociendo esto edificio bien, yo sólo chequeo los alarmas de fuego.-dijo el encargado.—¿Sabe si hay papeles guardados en algún sitio?¿Archivadores, registros.? El encargado se encogió de hombros.—Después de hospital, aquí hay un dispensario de metadona, pocos meses.Ponen todo en los sótanos, unos camas, unos ropas, no sé qué sea.Es malo aquí para mi asma, moho, muy malo moho.Las colchones de los camas son mohosos, moho malo en los camas.No puedo respirar aquí.Los escaleras, malos para mi pierna.Yo enseñaría, pero.Starling hubiera preferido bajar acompañada, incluso por él, pero sólo serviría para entorpecerla.—No.Usted haga lo suyo [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • gieldaklubu.keep.pl
  •