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.Podría haber tenido a toda la afición del equipo de casa haciendo cola, y el Cisne Blanco de pie a la salida cobrandocinco libras por cráneo.Incluso con un gorila añadido, los márgenes habrían sido astronómicos que te cagas.Después a Tyney la semana siguiente, ya dejar metérsela a todos esos infecciosos hijos de puta Jambos después de que los chicos se hubieran puesto las botas.»Increíblemente, Johnny sigue dando negativo, pese a haber estado envuelto en la fundación de más chutódromos que el señor Cadona.Tieneuna rocambolesca teoría según la cual sólo los Jambos pillan el virus y los Hibbies son inmunes.«Estaría montado.Listo para el retiro.Unas semanas en ese plan y podría haberme marchado a Thailandia con un pelotón de nalgas orientales aparcado en mi careto.Sin embargo no lo hice;porque no puedes ir por ahí jodiendo a tus colegas.»«Es duro ser un hombre de principios, Johnny», sonrío.Quiero marcharme.No podría soportar un asalto de las fantásticas aventuras orientalesde Johnny.«Joder que si lo es.Mi problema es que olvidé los que no debía.No hay simpatías en los negocios, y todos somos conocidos cuando se trata dela ley del dragón.Pero no, el Cisne Blanco es un hijo de puta sentimental, y deja que la amistad se meta por medio.¿Y cómo me recompensa esependón egoísta? Le pedí una mamadita, eso es todo.Iba a hacerlo y todo, porque me tenía lástima por lo de la pierna, ya sabes.Incluso conseguí quese pusiera más maquillaje y lápiz de labios, en plan heavy, ¿sabes? Así que zas, me la saco.Le echó una sola mirada a las cicatrices frescas y secagó.Le digo: No te preocupes, la saliva es un antiséptico natural.»«Eso dicen, desde luego», reconozco.Se está haciendo tarde.«Sí.Y te diré otra cosa, Rents, estuvimos acertados allá en el setenta y siete.Todos esos japos que echamos.Ahogar el mundo entero ensaliva.»«Lástima que nos quedáramos todos resecos», digo yo, levantándome para ponerme en marcha.«Sí, desde luego», dice Johnny Swan, ahora más callado.Va siendo hora de que no esté aquí. Invierno en West GrantonTommy tiene buen aspecto.Es aterrador.Va a morir.En algún momento entre las próximas semanas y los próximos quince años, Tommydejará de existir.Lo más seguro es que yo esté exactamente igual.La diferencia es que en el caso de Tommy lo sabemos.«Todo bien, Tommy», digo.Tiene muy buen aspecto.«Sí», dice.Tommy está sentado en un sillón destrozado.El aire huele a humedad y a basura que debería haber sido sacada hace siglos.«¿Cómo te encuentras?»«No estoy mal.»«¿Quieres que hablemos del tema?» Tengo que preguntarle.«La verdad es que no», dice, como suele hacerlo.Tomo asiento torpemente en una silla idéntica.Está dura, y se notan los muelles en la superficie.Hace muchos años ésta era la silla de uncapullo rico.Sin embargo, lleva un par de décadas en hogares pobres.Ahora ha acabado junto a Tommy.Ahora veo que Tommy no tiene tan buen aspecto.Hay algo que falta, alguna parte de él; como si fuese un rompecabezas sin completar.Es másque el shock o la depresión.Es como si una parte de Tommy ya hubiese muerto y yo estuviese buscándola.Ahora me doy cuenta de que por logeneral la muerte es un proceso, más que un suceso.Generalmente la gente se muere poco a poco, acumulativamente.Se pudren lentamente enresidencias u hospitales, o sitios como éste.Tommy no puede salir de West Granton.Ha cagado las cosas con su madre.Éste es uno de los pisos con venas varicosas, así llamados a causade las grietas enyesadas que cubren su fachada.Tommy lo consiguió a través de la línea telefónica de emergencia del Ayuntamiento.Quince milpersonas en la lista de espera y nadie quería éste.Es una prisión.En realidad no es culpa del Ayuntamiento; el gobierno les obligó a vender todas lascasas buenas, dejando la escoria para los tipos como Tommy.En términos políticos encaja a la perfección.Aquí no hay votos para el gobierno, asíque ¿por qué te vas a molestar en hacer algo por gente que no te va a apoyar? Moralmente, es otra cosa.Pero ¿qué tiene que ver la moral con lapolítica? Tiene que ver sólo con la pasta.«¿Qué tal está Londres?», pregunta.«No está mal, Tommy.Más o menos como aquí, ¿sabes?»«Sí, seguro», dice sarcásticamente.Sobre la pesada puerta reforzada con contrachapado habían pintado APESTADO en grandes letras negras.SIDOSO y YONQUi también.Losniños piraos acosan a cualquiera [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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